Hoy no dudamos entre la antropología clásica, que estudiaba al "hombre primitivo" y la actual que estudia al otro -otro pueblo, otra cultura, otro orden-. El hombre primitivo, no es que no exista, ni que pertenezca a otro pueblo. Lo encuentro todos los días, hasta en el espejo. Es arisco, en seguida quiere roña; busca mugre; revuelve y desparrama morondanga.
Para el hombre primitivo de afuera tengo "Suprimir", el botón del olvido.
Para el de adentro me tengo a mí y a montón de asistentes.
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